Fuerte San Rafael
El
Fuerte San Rafael del Diamante en la Villa 25 de Mayo se fundó el 2 de abril de
1805. El 2 de octubre de 1903, la Legislatura provincial convirtió en ley el
proyecto del Poder Ejecutivo, en donde se pedía el traslado de las autoridades
y organismos públicos de la Villa 25 de Mayo a la Colonia Francesa,
convirtiendo de esa manera a la Colonia Francesa como cabecera del
departamento.
En 1942, las ruinas del fuerte fueron declaradas Monumento Histórico Nacional, por Decreto 137846/42.
El
fuerte San Rafael del Diamante tenía una estructura cuadrada de unas 60 varas
(poco más de 50 mts) de lado con cuatro torreones de tierra maciza en cada
ángulo. Tanto paredes como torreones se elevaban algunos metros de altura para
evitar el avance de los indígenas. Las dos terceras partes del fuerte
fueron arrasadas por las crecidas del río Diamante y del arroyo El Tigre.
Tenía
su orientación hacia el norte, presentaba un extenso campo que era la plaza de
armas convertida en la actualidad en la plaza del fuerte de la Villa 25 de
Mayo. Las ruinas se mantenían a modo de montículo de tierra apisonada, debido a
que el fuerte había sido construido mediante adobes y tierra amontonada.
Sus paredes fueron cayéndose, quedando solamente dos de los cuatro torreones del fuerte, tal como explicaba en varios de sus estudios el antropólogo Humberto Lagiglia, investigador y científico, ya fallecido, fundador del museo de Historia Natural de San Rafael.
A principios del siglo XIX, por mandato del Virrey Rafael de Sobremonte y a petición de los Caciques Pehuenches de la región, se decidió la instalación de un Fuerte en la confluencia de los ríos Diamante y Atuel, con el fín de proteger a la población indígena del lugar y favorecer la comunicación con Mendoza y Chile. Por ello, se envió desde Mendoza al Comandante don Miguel Telles Meneses, al sacerdote franciscano Fray Francisco Inalicán, y a una veintena de soldados, quienes se reúnen en parlamento con 23 caciques y acuerdan, el 2 de Abril de 1805, la construcción de un Fuerte bautizándolo con el nombre de San Rafael, por ser Rafael el primer nombre del virrey que dispuso su función.
El Fuerte se instaló en un primer
momento en la confluencia de los ríos Diamante y Atuel, es decir, a unos 30
kilómetros al este de la actual ciudad de San Rafael. Sin embargo, unos años
después, en 1810, por mandato de la Primera Junta, se lo traslada al oeste, a
unos 50 kilómetros río arriba, situándolo en un hermoso valle y rodeado de
cerros que servían de estratégicas defensas naturales, es decir, en la actual
Villa 25.
Junto al Fuerte se instalaron varias
familias pehuenches, dedicándose a la agricultura y a la caza de guanacos y
avestruces. Esta fundación favoreció la pacificación de las tribus de la región
y se estrecharon los vínculos con las autoridades de Mendoza.
Tanto el Fuerte como la población
aledaña siguieron las vicisitudes de la Patria en aquellos años. Prosperidad en
sus inicios. Expectación frente a los hechos de 1810. Y colaboración con la
campaña del General San Martín y el Ejército de los Andes entre 1814 y
1817.
El Fuerte de San Rafael fue
escenario del paso de una de las columnas del Ejército de los Andes. La columna
del Capitán Freire, formada por unos 100 hombres, pasó el 21 de enero 1817 por
este lugar dirigiéndose hacia el paso El Planchón. El 12 de febrero, tras
derrotar a las fuerzas realistas, esta columna del ejército sanmartiniano ocupa
Talca en Chile.
En los siguientes años, las luchas
internas en la Patria y las agresiones de los aborígenes del sur impidieron el
desarrollo de la Villa de San Rafael. Unos pocos soldados valientes defendían a
los vecinos y a los pobladores que poco a poco extendían sus cultivos hacia el
sur.
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